lunes, 29 de diciembre de 2008

Piratería en el Golfo de Adén, secuestros más connotados y resoluciones de la ONU.


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Uno de los hechos marítimos más relevantes de este año, fue el crecimiento descontrolado de la piratería en el Golfo de Adén, que al finalizar el año concretó más de un centenar de ataques, terminó con varios buques y tripulaciones de diversas nacionalidades secuestrados por largos periodos de tiempo y la obtención de varios millones de dólares por concepto del pago de rescates.
Actualmente, el 7,5% del comercio mundial transita las vías marítimas afectadas por los piratas somalíes, estimándose que son 16.000 barcos los que emplean esta vía, que conecta al Océano Índico con el Mar Mediterráneo, por medio del Mar Rojo y el Canal de Suez. Algunas compañías ya están modificando sus rutas para evitar los ataques piratas, empleando la ruta del Cabo de Buena Esperanza, más larga y costosa pero más segura.
Pese a que fueron muchos los incidentes causados por los piratas somalíes, en esta entrada recordaré sólo cuatro de ellos, ya que los considero los más emblemáticos de todos y los que tuvieron un gran efecto en la forma en que el tema de la piratería era tratado por las grandes potencias, ya que estos incidentes las forzó a tener una actitud mucho más activa, a desplegar medios navales en la zona y a gestionar la adopción de diversas resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU y la organización de importantes despliegues navales en la zona de organismos regionales como la OTAN y la Unión Europea.
I. PRINCIPALES GOLPES DE LOS PIRATAS SOMALÍES
1. Velero de lujo francés “Le Ponant”: El viernes 04 de abril, una decena de piratas somalíes abordaron y secuestraron el velero de crucero francés “Ponant” cuando navegaba en el Golfo de Adén, entre Yemen y Somalia, tomando como rehenes a sus 30 tripulantes, de los cuales 22 eran franceses y el resto ucranianos. El velero, que no llevaba pasajeros a bordo, volvía de las islas Seychelles y se dirigía al mediterráneo, hacia Marsella, cuando fue asaltado.
Reacción de Francia: El día del secuestro, las autoridades francesas activaron el Plan “Pirata Mar”, que prevé la movilización de todos los medios disponibles en la zona, aéreos y marítimos, y la intervención de unidades de elite, además de contactar a los aliados de Francia presentes en la región. Los medios de Francia en la zona son un avión de patrullaje marítimo con base en el vecino Yibuti, donde posee una importante Base Militar, y buques que integran la Task Force 150, flota naval desplegada en la zona que participa de la Operación antiterrorista “Libertad Duradera”, que encabeza Estados Unidos.
El aviso (corbeta) de la Armada francesa, “Commandant Bouan”, que integra la Task Force 150, fue enviada inmediatamente al lugar del incidente y su helicóptero sobrevoló al velero para verificar que los piratas se habían adueñado de la embarcación, para luego, seguir y vigilar al velero secuestrado, que era conducido por los piratas hacia las costas de Somalia.
El sábado, el velero secuestrado ingresó en aguas territoriales somalíes y el aviso francés fue autorizadao a ingresar a ellas para seguirlo. En la noche del domingo, tras casi 72 horas de navegación y 40 kilómetros de travesía, el velero echó el ancla al sur de la provincia semiautónoma de Puntland, frente a Eil, siempre vigilada por el aviso "Commandant Bouan".
Fotos de los piratas en momentos en que matenían secuestrado el velero “Le Ponant”.
El lunes 07 se informó que el día anterior, Francia había enviado un equipo de elite antiterrorista (GIGN) de la Gendarmería a su base militar en Yibuti con vistas a su posible intervención si fracasan las negociaciones para la liberación de los rehenes. El grupo élite enviado fue creado en la década de los 70 y tiene una larga experiencia en la resolución de secuestros, como el asalto a la Gran Mezquita de la Meca de 1979 tomada por terroristas y la liberación de 173 rehenes de un Airbus 300 en 1994 en el aeropuerto de Marsella. El lunes también se informó que se logró tomar contacto con los piratas, dándose inicio a las negociaciones con el fin de obtener la liberación de los secuestrados.
Liberación del velero y captura de piratas: El viernes 11, luego de una semana de cautiverio, fueron liberados todos los rehenes del velero “Ponant”, luego que el armador del barco pagara un rescate que habría ascendido a la suma de 2 millones de dólares. La historia no termino bien para los piratas, que luego de recibir el rescate abandonaron el velero, pero una vez en tierra, fueron perseguidos por agentes franceses que lograron detener a seis secuestradores y recuperar parte del rescate pagado, según informo el jefe del Estado Mayor del Ejército, Jean-Louis Gerogelin. En cuanto a la operación indicó que
una vez que se comprobó que los rehenes había sido liberados y que su vida no corría peligro, Sarkozy autorizó, en concertación con las autoridades somalíes, a perseguir a los piratas en tierra. Gerogelin dio detalles de la operación; El ejército, luego de liberados a los rehenes, siguió a los piratas, cuando éstos llegaron a tierra y vieron que algunos escaparon en un vehículo, intervinieron. Participaron cuatro helicópteros a la operación; desde un Gazelle, un francotirador disparó al motor del vehículo, mientras que desde un Phanter descendieron tres comandos de élite que capturaron a los seis piratas y se los llevaron al portaaviones francés que esperaba en aguas somalíes. Además, otros dos helicópteros Gazelle, armados con misiles, prestaron apoyo pero no intervinieron. Geoglin indicó que “es la primera vez que un acto de piratería es esta zona se resuelve tan rápidamente... y es la primera vez que algunos de los piratas han sido capturados”.
Foto del momento en que son arrestados los piratas por comandos del helicóptero Phanter.
¿Piratas muertos?: Testigos indicaron que hubieron muertos y que en el ataque fueron destruidos tres vehículos, uno de ellos señaló, “pude ver nubes de humo mientras seis helicópteros bombardeaban a los piratas. Los piratas también estaban disparando armamento antiaéreo en respuesta”. El comisario del distrito de Garaad, donde se produjo el ataque, dijo que los helicópteros aterrizaron y de ellos bajaron soldados que se acercaron para detener al grupo de catorce piratas que habían salido de los tres vehículos, “los habitantes salieron a ver los helicópteros, pero éstos despegaron y dispararon cohetes contra los vehículos y los habitantes que estaban ahí, matando a cinco ciudadanos”. Autoridades francesa negaron que hubiera muerto alguien en la operación, que se realizó a plena luz del día, y negaron que hubieran disparado contra la población algún misil, precisando que el único que disparó fue el francotirador para inutilizar el motor del vehículo en que huían los piratas.
Luego de la liberación, el velero “Le Ponant” fue conducido hasta Djibouti, bajo escolta militar de una fragata francesa. Sus tripulantes también fueron llevados hasta Djibouti, don de Francia tiene una base militar, para desde ahí, ser repatriados a Francia.
El mismo viernes, el Gobierno francés anunció que su presidente, Nicolas Sarkozy, quiere presentar un texto en el Consejo de Seguridad de la ONU con una serie de propuestas para luchar contra la piratería. Además, se emitió un comunicado señalando que “el presidente de la República expresa su profunda gratitud a las fuerzas armadas francesas y a todos los servicios del Estado, que han permitido una salida rápida y sin incidentes a esta toma de rehenes”.
Los piratas arrestados fueron llevados a Francia para ser interrogados y a la semana siguiente se les presentaron cargos formales en un tribunal de París.
2. Pesquero español “Playa de Bakio”: El domingo 20 de abril fue secuestrado el barco atunero congelador vasco “Playa de Bakio” mientras faenaba en aguas de Somalia, aunque otras fuentes indicaron que el secuestro se produjo cuando navegaba en aguas internacionales, a 230 millas náutica (unos 400 kilómetros) de la costa somalí. Los piratas atacaron al pesquero español utilizando lanzagranadas, pero sin causar heridos en su tripulación que estaba compuesta de 26 personas; 13 de origen africano y 13 españoles, 8 gallegos y 5 vascos. Según se informó luego del incidente, el pesquero sufrió “algunos daños” en el ataque, pero “se puede gobernar”, y fue conducido esa misma noche a la costa somalí por los piratas.
Infografía del secuestro. Click para ampliar.
Reacción de España: El día del secuestro, la Cancillería informó, mediante un comunicado, que su embajada en Kenia, “con jurisdicción en Somalia, ha iniciado ya las primeras gestiones y contactos con las autoridades de la zona. Asimismo, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación se ha contactado con países aliados y amigos con presencia en el área”. La Cancillería, señaló que “el Ministerio de Defensa ha dado instrucciones a uno de sus buques que se encuentra en el área geográfica aledaña para que se dirija de inmediato a la zona del incidente. El Ministerio de Defensa ha entrado en contacto asimismo con las autoridades militares de países con presencia militar en la zona, con el objeto de obtener la colaboración de los mismos en todo lo que suponga apoyo logístico y ayuda en la localización del barco afectado”.
El buque enviado por España es la fragata “Méndez Núñez” (F-104), uno de los buques más modernos con que cuenta la Armada española ya que posee el sistema de combate AEGIS que le permite detectar blancos en un radio de 600 kilómetros, y que al momento del incidente estaba operando en el Mar Rojo.
Liberación del pesquero: A una semana del secuestro, el sábado 26 de abril, el Gobierno español informó que los 26 tripulantes del pesquero fueron liberados en “perfectas condiciones” de salud. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, explicó a los medios que el pesquero zarpó hoy del lugar donde estaba retenido una vez que sus secuestradores abandonaron el barco pesquero y ya navega “hacia aguas más seguras”, en las Islas Seychelles, escoltado por una fragata de la Armada española. De la Vega rehusó precisar si se pago un rescate por los tripulantes y reiteró que la liberación es el “resultado de una acción coordinada y conjunta del Gobierno, del armador (del barco) y de la diplomacia”. También se informó que el Gobierno ha puesto en marcha un operativo para que la tripulación liberada pueda regresar a sus hogares “en el tiempo más corto posible”. Una ves que llegaron a las Islas Seychelles fueron repatriados a España en avión.
Los piratas, una vez recibido el rescate, esperaron el anochecer para abandonar el pesquero en sus pequeñas embarcaciones. Una vez que los tripulantes se dieron cuenta de que sus captores se había ido, pusieron en marcha al pesquero y dieron aviso a la fragata española que los custodiaba.
Pesquero Playa de Bakio, una vez liberado, navega rumbo a las islas Seychelles, siendo escoltado por la fragata española “Méndez Núñez”.
En España surgieron muchas críticas al accionar del Gobierno, por cuanto se supo que parte del rescate habría sido pagado con fondos públicos, y por que pese a haber enviado su fragata más moderna y un grupo de comandos a la zona, una vez que los piratas abandonaron al pesquero con el dinero del rescate no reaccionaron y no lograron arrestar a ninguno de ellos, al contrario de lo hecho por Francia dos semanas atrás.
3. Carguero ucraniano MV “Faina”: La noche del jueves 25 de septiembre los piratas somalíes secuestraron al buque ucraniano Faina frente a las costas de Somalia cuando se dirigía hacia el puerto de Mombasa, Kenia, transportando equipo militar que incluye 33 tanques T-72 de la era Soviética y una cantidad substancial de municiones. En la tripulación, también secuestrada, hay tres ciudadanos rusos, entre ellos el capitán, que luego falleció producto de un infarto, diecisiete ucranianos y un lituano. El carguero fue asaltado por tres lanchas rápidas con hombres armados con rifles AK-47 y granadas propulsadas por cohetes, y exigen el pago de un rescate de 20 millones de dólares por la liberación del buque, sus tripulantes y su carga bélica. Aunque según Kenia y Ucrania, la carga del navío es una de las entregas de las armas vendidas por el gobierno de Kiev al de Nairobi en el marco de un contrato firmado por ambos países, un portavoz de la V Flota estadounidense con base en Bahrein indicó el lunes 29 que la carga estaba destinada a un cliente en Sudán, lo que fue corroborado por los piratas al día siguiente.
Fotos proporcionadas por la Armada de EE.UU que muestra al MV "Faina", y los piratas y sus pequeñas embarcaciones que lo mantienen secustrado.
Reacción de Estados Unidos y Rusia:
Estados Unidos, ha raíz de la carga del buque secuestrado, desplegó al crucero lanza misiles USS “Howard" (DDG-58) además de otras naves con la misión de vigilar al carguero secuestrado y evitar que se descarguen los tanques y demás armamento, para que no caigan en manos de terroristas. Los piratas afirmaron que no tienen intenciones de vender el cargamento bélico y que sólo desean que se les pague un rescate de 25 millones de dólares por el buque.
Rusia: Al día siguiente al secuestro, Igor Digalo, portavoz de la Armada de Rusia informó del envío a la zona del Golfo de Adén de un patrullero, la fragata “Neustrashimi” (El Intrépido), para poder garantizar en los próximos meses la seguridad de los barcos rusos que navegan por la zona. Agregó que “en el futuro la Armada rusa enviara más buques a la zona, que se ha vuelto muy peligrosa debido a la piratería marítima, con el fin de proteger las vidas de los ciudadanos rusos y garantizar la seguridad de los barcos”. No obstante, la Armada rusa indicó que la decisión de mandar al patrullero se tomó mucho antes de que los piratas secuestraran al Faina. El “Neustrashimi” partió del puerto de Baltiíska, principal Base Naval de la Flota del Báltico.
El miércoles 01 de octubre, el embajador de Somalia en Moscú, Mohammed Handule, manifestó que “los barcos rusos recibieron el permiso del presidente somalí para combatir a los piratas tanto en las aguas territoriales como en tierra firme”, recordando que Somalia había solicitado ayuda a Rusia para combatir la piratería.
El miércoles 01 octubre se informó, que también Malasia envió dos buques de guerra al Golfo de Adén y para custodiar al “Faina”.
Infografía de RIA Novosti. Click para ampliar.
4. Petrolero saudita “Sirius Star”: Uno de los mayores golpes de los piratas Somalíes lo dieron el sábado 11 de noviembre cuando en un audaz golpe secuestraron al superpetrolero saudita Sirius Star cargado con 2 millones de barriles de crudo avaluados en 100 millones de dólares, y su tripulación de 25 miembros. El ataque se produjo en alta mar, a más de 450 millas náuticas (834 Km.) al sudeste (suroeste) de Mombasa, Kenia, en un área mucho más haya del Golfo de Edén (epicentro de los ataques piratas), desde donde fue llevado hasta el puerto de Haradhere, Somalia, para luego pedir por él un rescate de 25 millones de dólares. El superpetrolero se dirigía a Estados Unidos utilizando la vía del cabo de Buena Esperanza (extremo sur de Africa) en lugar de la del golfo de Adén-Canal de Suez. Este petrolero es un de los más grandes y más nuevos de toda la flota mundial, lo que lo convierte en la mayor embarcación capturada por piratas, Respecto a este suceso el teniente Nathan Chistensen, vocero de la Quinta Flota de EE.UU señaló; que “esto no tiene precedente. El barco es el más grande que hemos visto asaltado por piratas”, “es tres veces mayor que un portaaviones”, destacando que “es un suceso peligroso porque supone un gran cambio en los ataques de los corsarios. Antes se producían sólo cerca de las costas, esta es la primera vez que ocurre tan lejos”.
II. RESOLUCIONES DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU:
1. Autorización a entrar en aguas territoriales de Somalia: Luego del secuestro del pesquero español “Playa de Bakio” y del velero francés “Le Ponant” ocurridos a principios y fines de abril, el lunes 02 de junio, tras dos meses de discusión y con el acuerdo del Gobierno somalí, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad la Resolución 1816 por la que autorizó la entrada de buques de guerra extranjeros en aguas territoriales de Somalia con el fin de perseguir a embarcaciones piratas, por un plazo de seis meses. La resolución se ampara en el capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas que autoriza el uso de la fuerza para hacer cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad. El texto indica que la “grave preocupación” que representan los asaltos a barcos civiles que se suceden en la costa del país africano merecen el uso de la fuerza, por lo que previa notificación de Somalia al Secretario General de ONU, los navíos militares de países que colaboran en la lucha contra la piratería pueden entrar en aguas territoriales somalíes con la misma autoridad con que actúan en alta mar. El texto precisa que los Estados podrán “recurrir a todos los medios necesarios para reprimir los actos de piratería y robo armado”, siempre respetando las “disposiciones del derecho internacional referentes a las acciones en alta mar”. La resolución fue patrocinada de forma oficial por Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Panamá.
2. Llama a países a enviar buques y aviones de guerra: Luego del secuestro del buque Ucraniano Faina que trasportaba 30 tanques rusos T-72 ocurrido a fines de septiembre, la ONU, el martes 07 de octubre, adoptó por unanimidad la Resolución 1838, en la que “condena y deplora todos los actos de piratería y robo a mano armada en el mar contra barcos que navegan frente a la costa de Somalia” y señala que los piratas “representan una grave amenaza” para los buques que transportan ayuda humanitaria de la ONU a Mogadiscio. El texto, además, “llama a todos los Estados interesados en la seguridad de las actividades marítimas a participar activamente en la lucha contra la piratería en alta mar frente a las costas de Somalia, particularmente mediante el despliegue de navíos y aviones militares” y autorizó “el uso de los medios necesarios, de acuerdo al derecho internacional” para combatir “los actos de piratería”, precisando que esta autorización se limita a las aguas frente al litoral somalí. El texto, una iniciativa presentada por el embajador de Francia, fue copatrocinado por España y otros países involucrados en la vigilancia de la ruta marítima del Golfo de Adén. El embajador francés ante la ONU indicó que “por ahora Francia, Dinamarca, Holanda y Canadá envían sus barcos de carga escudados por una flotilla militar. Esperamos que hacia fines de año se pueda desplegar una misión conjunta de la Unión Europea”.
3. Aprueba nuevas sanciones: Tras el secuestro del superpetrolero “Sirius Star” (11 noviembre), el jueves 20 de noviembre el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó por unanimidad una resolución que impone nuevas sanciones a personas y entidades vinculadas a los piratas que actúan contra el comercio marítimo internacional desde las costas de Somalia. La Resolución fue presentada por el Reino Unido y tiene por objeto reforzar al Gobierno de transición somalí y debilitar a los grupos armados que fomentan la inestabilidad. En ella se reafirma el embargo de armas impuesto a Somalia desde 1992 y se autoriza la creación de un grupo de expertos que será el encargado de identificar a quienes estén vinculados con la piratería y con grupos armados que obstaculicen al acuerdo de paz alcanzado el 26 de octubre por el Gobierno y la parte de oposición. También incluye entre los sancionables a los grupos que obstruyan la distribución de ayuda humanitaria, amenacen la estabilidad del país y violen el embargo de armas. Las personas identificadas por el Comité, además de sufrir sanciones financieras como la congelación de activos, tampoco tendrán derecho a viajar fuera de Somalia.
4. Renueva plazo de Resolución 1816: El 03 de diciembre de 2008 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad la Resolución 1846, coapadrinada por 19 países que renueva por un año la autorización de reprimir los actos de piratería en aguas territoriales de Somalia, y además completa las disposiciones del derecho marítimo sobre la lucha contra la piratería en alta mar, garantizando un marco jurídico seguro y perenne para la operación naval de la UE “Atalante”, a la cual, el Consejo, manifestó su pleno apoyo.
5. Autoriza para continuar la persecución en tierra: El martes 16 de diciembre, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad la Resolución 1851 que permite a los países perseguir a los piratas dentro del territorio de Somalia pero no autorizó los bombardeos aéreos, contrariamente a un borrador anterior que permitía utilizar el espacio aéreo somalí. El texto de la resolución exhorta a “los Estados y las organizaciones regionales e internacionales con capacidad para ello, a participar de manera activa en la lucha contra la piratería y el robo a mano armada... a través de desplegar barcos de la armada y aviones militares”, además indica que los países pueden usar “todas las medidas necesarias y adecuadas para el propósito de interceptar a los que están usando el territorio somalí para planear, facilitar o llevar a cabo actos de piratería y robo armado en el mar”. La nueva medida tiene una duración de un año y según establece la resolución los países deben contar con el consentimiento del gobierno transitorio de Somalia antes de entrar a su territorio a combatir la piratería, y éste último, debe informar al Secretario General de la ONU antes del inicio de la operación. La Resolución también exhorta a las partes a “considerar la creación de un centro en la región para coordinar la información vinculada con la piratería y el robo a mano armada” y a incrementar la capacidad regional “con el fin de investigar y perseguir de manera efectiva los delitos de piratería y robo a mano armada en el mar”.
Esta resolución fue una iniciativa de Estados Unidos, que la presentó con el apoyo de Bélgica, Francia, Grecia, Liberia y Corea del Sur. Al día siguiente, Condoleezza Rice, preguntada si en base a esta resolución EE.UU enviaría tropas, declaró “doy por descartado el envío de tropas a Somalia. Ya estuvimos ahí y lo pasamos mal. No puedo imaginarme que las tropas estadounidenses integren una fuerza de paz en Somalia. Las tropas estadounidense tiene mucho que hacer en estos días”.
COMENTARIOS:
1. Pese a que ocurrieron más de un centenar de ataques piratas en la zona del Golfo de Adén y frente a las costas de Somalia, son los secuestros del velero francés, del pesquero español, del carguero ucraniano y del petrolero saudita, los que mayores repercusiones y consecuencias tuvieron, no solo desde el punto de vista mediático, ya que tales eventos dieron la vuelta al mundo, sino que también fueron los hechos que fueron marcando la evolución y escalada de resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU tendientes a poner freno a los ataques piratas.
2. Lo importante del caso del “Le Ponant” y del “Playa de Bakio” es que por primera vez los piratas atacaban directamente a embarcaciones y ciudadanos de estas potencias europeas, desafiándolas abiertamente. Francia reacciono rápidamente con decisión y dureza, pero España, pese a que también desplegó sus medios, finalmente no logró nada contra los piratas. Pero lo realmente importante de estos caso, es que provocó un fuerte accionar de los gobiernos de Francia y España en el campo internacional, ya que después de los secuestros tomaron la bandera de lucha contra la piratería y fueron los gestores y promotores de varias de las resoluciones de la ONU adoptadas con posterioridad, así como de la mayor participación europea en el problema. Fueron estos países los que lograron crear, primero, una “célula de coordinación” del accionar de las fuerzas desplegadas contra la piratería (15 de septiembre), y luego, la aprobación y despliegue de la operación aeronaval de la Unión Europea, la primera en su historia, y que fue llamada “Atalante” (10 de noviembre).
3. El secuestro del “Faina” tuvo importantes repercusiones, ya que era la primera vez que se secuestraba un barco con un importante cargamento bélico, lo que provocó que países como Estados Unidos y Rusia enviaran buques de guerra a la zona y asumieran una actitud mucho más activa frente al problema de la piratería. A su turno el secuestro del ”Sirius Star”, tuvo mucha repercusión puesto que revelaba que pese a algunas resoluciones adoptadas por la ONU y el despliegue de buques de guerra en la zona provenientes de varios países, no resultaron eficaces para frenar los ataques de los piratas, quienes seguían actuando dando golpes cada vez más osados y desafiantes; el superpetrolero, es el buque más grande de su especie, y además, fue capturado en pleno Océano Índico y a cientos de millas de las costas de Somalia, lo que indicaba claramente que los piratas estaban mejorando sus técnicas y alejándose cada vez más de las costas somalíes y del Golfo de Adén, para actuar en plena alta mar.
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domingo, 28 de diciembre de 2008

¿Nueva Guerra del Pacífico en los años 70?. El caso de Perú

Continuando con la entrada anterior, en ésta se publica la segunda parte del artículo del historiador Gonzalo Vial titulado “¿Nueva Guerra del Pacífico en los años 70?. Los casos de Bolivia y Perú” publicado por el diario La Segunda en el Capítulo I de su serie histórica titulada “1978-2008 A 30 años del conflicto del Beagle (cuando Chile y Argentina estuvieron al borde de la guerra)”.

En esta parte, Gonzalo Vial, revisa la tensa relación que le tocó vivir a Chile con el Perú, a partir de la asunción al poder –vía golpe de Estado- de las Fuerzas Armadas peruanas encabezadas por el general Juan Velasco Alvarado, más conocido como “Juan sin miedo”. Éste, continúo he incremento considerablemente las adquisiciones de equipamiento militar de última tecnología -en aquella época- iniciadas ya por el Gobierno civil anterior. El plan de Velasco era lograr una superioridad de equipamiento bélico respecto de Chile que le permitiera “vengar” la inapelable derrota que sufriera junto a su aliado –Bolivia- en la Guerra del Pacífico (1879) y recuperar los territorios cedidos voluntariamente a Chile mediante tratados internacionales –plenamente válidos y vigentes- antes del cumplimiento del centenario de esta guerra en 1979.

A continuación la transcripción de la parte del artículo en que se analiza el caso de Perú:



Al comenzar los años ’70, Chile y sus tres vecinos limítrofes: Bolivia, Perú y Argentina, vivían una relación difícil. Relación que –no necesaria pero sí posiblemente– desembocaría en una guerra con uno de ellos... o quizás con dos y aun (el peor escenario imaginable) con los tres.

Amenazaba así reeditarse la Guerra del Pacífico (1879/1884), pero no como “política ficción” sino como realidad tangible.

Más todavía, esta vez el conflicto incluiría en la alianza antichilena a un nuevo y formidable protagonista... Argentina, ajena al enfrentamiento anterior. Si se diera este escenario, ¿nos sería posible repetir el triunfo del Siglo XIX?

Veremos cada caso y la eventualidad de que se combinaran.



En octubre de 1968, Perú sufrió un golpe militar que depuso al Presidente Fernando Belaúnde. Lo remplazó una junta de uniformados, encabezada por el general Juan Velasco Alvarado, 59 años. No se trataba de un cuartelazo cualquiera. Los oficiales rebeldes eran, mayoritariamente, de modesto origen social; Velasco, v.gr., se jactaba de su ascendencia indíge­na. Habían sido formados en un “molde” común: el Centro de Altos Estudios Militares (CAEM), que databa de 1950. Este molde produjo el “Plan Inca”, que asociaba conceptos de muy distinto origen: 1. Suprema importancia de la “seguridad nacional”. 2. Necesidad de una eficaz “inteligencia”, para la seguridad nacional. 3. La seguridad nacional, como dependiente del “de­sarrollo”. 4. El desarrollo, vinculado a un modelo izquierdista muy extremo, que comprendía la nacio­nalización de las grandes empresas “imperialistas”, la reforma agraria, y en general el socialismo económico. Pero éste no sería centralizado, estilo soviético, sino más bien el imperante en la Yugoslavia de Tito.

Los oficiales del golpe perua­no nunca fueron, como cuerpo, comunistas, ni admiradores de la U.R.S.S.: su alianza con ella (más adelante) sería circunstancial y táctica. Mayor identificación los unió a la Cuba Revolucionaria, mientras ésta mostró cierta inde­pendencia ante Moscú.

Políticamente, Alvarado y sus seguidores eran indigenistas, identificados con la grandeza del Imperio de los Incas. Su anhelo más profundo, su motor, fue restaurar la grandeza incaica. Ello exigía borrar y vengar la peor herida y afrenta histórica experimentada por el Perú y su Ejército: la derrota del 79 y consiguiente pérdida de territorios a manos de Chile. Bus­caban la “revancha” de la Guerra del Pacífico.

Uno de los primeros actos de Velasco y su junta fue na­cionalizar sin pago la petrolera estadounidense IPC, a la cual se imputaban acuerdos corruptos con el gobierno anterior.

Esta y otras movidas, en el mundo y clima de la Guerra Fría, alejaron al Perú de los Estados Unidos, y lo acercaron a la U.R.S.S. Los dos países establecieron relaciones diplomáticas (agosto de 1969), y junto con ellas fue instalada una oficina principal (“residencia”) de la KGB en Lima. Los documentos de la KGB –la cual, es cierto, era proclive a exagerar sus éxitos– se jactaban de manejar indirecta­mente la “inteligencia” peruana –el SIN, Servicio de Inteligencia Nacional– mediante la coope­ración y la infiltración.


Para cumplir la parte militar del “proyecto país” que traían los militares revolucionarios, Velasco creó la Dirección de Asuntos Estratégicos (DIRAE), y la puso a cargo, como coordinador, del general José Graham. Se enco­mendó a la DIRAE planificar la segunda Guerra del Pacífico, con los objetivos siguientes:

-Recuperar Perú los territorios que fueran suyos y bolivianos, ahora en poder de Chile, y que­dar posicionado para progresar hacia Santiago, según y cuando las circunstancias lo permitieran y aconsejaran.

-Rechazar un posible ataque ecuatoriano en la frontera norte.

La DIRAE emitió un me­morándum reseñando la “idea general” del operativo, hacia marzo de 1971, y en mayo lo aprobó Velasco. Hubo a este fin una reunión con las autoridades y oficiales involucrados. Allí el jefe supremo de la revolución dijo que lo perseguido era “eliminar fronteras con Chile” y así vivir “tranquilos” y “seguros”. Todo debía mantenerse “estrictamente secreto” –aún dentro de las institu­ciones respectivas de los personajes convocados– para evitar cualquier “problema diplomático”.

El operativo mismo contem­plaba un doble ataque simultáneo y blindado por el corredor de la costa, desde Chacalluta hasta Vitor –rebasando Arica–, y desde el altiplano al Valle de Azapa. Funciones de apoyo cumplirían las unidades navales, así como infantes de marina, paracaidistas, comandos y policías de asalto (para controlar el orden interno de Arica, una vez sobrepasada).

A la “reconquista” de Arica se vio de hecho acotada la plani­ficación de la ofensiva peruana. Los objetivos ulteriores ya men­cionados: Tarapacá, Atacama, etc., quedaron en la penumbra.


El equipamiento militar se hizo principalmente en la U.R.S.S., por las facilidades ofrecidas, que contrastaban con la desconfianza de los EE.UU. Los soviéticos, de su parte, desde 1970 hasta el golpe militar chileno, se vieron tironeados por dos sentimientos incompatibles: la tentación del negocio y de congraciarse con el Perú, de un lado, y del otro la circunstancia de que todo el armamento adquirido apuntaba, obviamente, contra Chile... país favorito de la U.R.S.S. y su In­ternacional; el Chile de Salvador Allende.

Pero nada de ello, a la con­clusión, frenó la venta de armas soviéticas al Perú. Fueron adquiridos blindados (tanques y transportes), artillería, lanzacohetes, radares y baterías antiaéreas, municiones, aviones... Hasta 1973 iban mil millones de dólares, después se agregarían 600 ó 700 millones más. Vinieron arriba de 300 técnicos militares del Soviet, y un millar de peruanos viajó a la U.R.S.S. para entrenarse. Solamente Cuba excedería al Perú en armamento recibido de la U.R.S.S.

En 1973, el desequilibrio de equipo militar Perú/Chile, a favor del primero, resultaba aplastante. Tanques: los nuestros eran sólo 150 viejos Sherman norteamericanos; Perú, en cambio, totalizaba 300, inclusive 150 soviéticos T-54 y T-55, última generación, esperándose que llegara pronto una remesa adicional de éstos... 200 más. Aviones de guerra: los 24 cazas Mirage peruanos, superaban levemente en número a nuestros 20 Hawker Hunters. Mas Lima añadía igual número de bombarderos Canberra, cuyo radio de acción alcanzaba Santiago y Valparaíso. Y, se afirmaba, disponía o pronto dispondría de 50 cazabombarderos soviéticos SV-22.


No sabemos bien lo sucedido internamente en Perú y que, a la postre, significó que este vecino no nos atacase. Desde enero de 1973, sin embargo, operó al respecto un factor de incertidumbre imposible de calibrar. Velasco Alvarado sufrió una grave enfermedad, que lo man­tuvo fuera del poder hasta mayo: corrió peligro de vida, debiendo amputársele una pierna. Al pare­cer, la dolencia lo afectó también síquicamente: se habría tornado indeciso, receloso y errático en sus decisiones. Se sucedieron así varias alarmas extremas... pero que no condujeron a nada. La historiadora Patricia Arancibia, autora de la mejor narración que se ha hecho de ellas (la serie “Chile-Perú, una década de tensión”, publicada por La Segunda en julio/agosto de 2007), detalla estas emergencias como sigue:

Junio de 1973: Perú con­centra tanques, tropas y aviones y establece el control militar de los menores de 35 años (fase preparatoria para movilizar), cerca de la frontera común. Allende da cuenta de estos hechos al Consejo Superior de Seguridad Nacional (CONSUSENA), el día 19.

El acta del Consejo, con las palabras de Allende, genera la sospecha de que el Mandatario aprovechara y magnificara estos hechos –sin duda reales– para pasar dos “mensajes” suplementarios: la conveniencia de armarse en el “campo socialista” y aprovechando sus créditos; y el peligro para la seguridad exterior que representaba el clima interno “de enfrentamiento, de guerra civil”.

Parece claro, sin embargo, que la U.R.S.S. no hubiera permitido que con armas suyas se atacara al Chile de la UP y a Salvador Allende.

Septiembre de 1973. Nuestro golpe militar del 11 parecía una ocasión regalo del cielo para el ataque peruano. Quienes habían decidido aquel golpe sondearon la actitud del país vecino a través de la inteligencia brasileña, que a su vez fue movida –siguiendo instrucciones del almirante Me­rino– por el ex marino chileno Roberto Kelly. La respuesta fue que Perú no se movería, pero... ¿no hubiera sido la misma en cualquier caso?

El Alto Mando del Perú esta­ba ya reunido a las 10 A.M. del mismo 11 para decidir: ¿atacar o no de inmediato? Pesaron los rumores que corrían en Chile (falsos), de que el general Carlos Prats, favorable a Allende, avanzaba hacia Santiago encabezando fuerzas del Ejército. Esto, se dijeron los militares peruanos, significaba la guerra civil... todavía un mejor escenario para ellos. Decidieron esperar. Y la oportunidad dorada pasó, debido al rápido control de Chile por sus Fuerzas Armadas.

Agosto de 1975. El acercamiento chile­no/boliviano (“abrazo de Charaña”, febrero de 1975, más arriba) llevó a que los militares belicistas del Perú se dijeran: “ahora o nunca”. Estima­ban, además, que su planificación, preparación y armamento eran óptimos. Finalmente, prevalecie­ron sobre Alvarado, quien fijó el día y hora de la invasión: 6 de agosto, a las 6 horas. El Cuartel General Conjunto se instaló en Arequipa, el Comando General de Operaciones en Tacna, y el de Reserva en Moquegua. Mollendo y Matarani recibieron a la flota, y Arequipa a los paracaidistas. El satélite de la CIA informó que los tanques del Perú se hallaban en nuestra frontera...

Pero un sector de la oficiali­dad no creía oportuna la guerra, ni menos conducida por Velasco. Acaudillaba aquel sector nada menos que el Comandante en Jefe del Ejército, general Francisco Morales Bermúdez. Fue él quien desactivó la guerra, para luego des­tituir y reemplazar a Velasco como Presidente. Adujo la enfermedad de su antecesor, y la honda y muy efectiva crisis económica del país. (29 de agosto de 1975).

Morales no era amigo de Chile y sí, mucho, de Fidel Castro. Siguió en buenas relaciones con la U.R.S.S., y de hecho firmaría la última compra de armamento soviético... 600 o 700 millones de dólares. Pero no estaba por la guerra inmediata. Disminuyó de tal modo, mas no desapareció la tensión del Norte, y se mantuvo la incertidumbre de lo que harían, a la postre, los gobernantes militares del Perú.

¿Y nosotros? Ciertamente no habíamos estado mano sobre mano ante el peligro del norte... nunca, ni menos post 1973.



Más información:

"Chile-Perú una década de tensión 1979-1979" serie histórica escrita por Patricia Arancibia y publicada en el diario La Segunda. Enlace al foro Razón y Fuerza.


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