jueves, 29 de mayo de 2008

El Guardiamarina Riquelme y el Teniente Serrano en el Combate Naval de Iquique

En el mes de mayo, en que se celebra el día de las Glorias Navales, vale la pena recordar una confusa historia –hoy aclarada- acerca de la suerte corrida por la espada del guardiamarina Ernesto Riquelme en aquélla mañana del 21 de mayo de 1879 en que se libró el épico Combate Naval de Iquique, y de cómo se entrelaza con la suerte corrida por el Teniente Serrano en su abordaje al monitor Huáscar.

La historia es relatada por el historiador Germán Bravo Valdivieso en un artículo publicado en la sección “Temas de hoy” de la edición del jueves 16 de noviembre de 2006 del diario El Sur de Concepción.

A continuación, la trascripción del artículo:


“No hace mucho tiempo fue ofrecida en venta al Museo Naval de Valparaíso una espada que habría correspondido al guardiamarina Ernesto Riquelme, en el épico combate naval de 21 de mayo de 1879 en la rada de Iquique. Pero en dicho museo ya existía otra, similar a las que entregaba la Armada a sus nuevos oficiales al egresar del servicio.

Riquelme hizo sus estudios náuticos en la Escuela Naval, que funcionaba a bordo de la corbeta “Esmeralda”, donde fue compañero de promoción de Vicente Zegers, ingresando ambos el 14 de abril de 1874.

Salieron al servicio naval el año 1876 y fueron destinados al blindado “Cochrane”, que debía zarpar de regreso al astillero Earle Shipbuilding de la localidad de Hull en Yorkshire, Gran Bretaña, para terminar su construcción.

Ello, pues esta nave había tenido que zarpar inconclusa el 24 de diciembre de 1874, debido a la crítica situación internacional que vivía Chile con motivo de las pretensiones territoriales argentinas y los problemas que creaba Bolivia en su avance hacia el Océano Pacífico con el apoyo del Perú.

La navegación y estadía en el viejo mundo constituirían el viaje de instrucción de los nuevos oficiales graduados. Cada uno había recibido su espada de oficial marina, pero por causas que no conocemos, Riquelme se deshizo de ella. Se presume que la entrego de regalo a sus padres o bien la vendió.

En este viaje compartían camarote cuatro guardiamarinas: Ernesto Riquelme, Vicente Zegers, Recaredo Amengual, y Vicente Merino Jarpa. En Gran Bretaña, los cuatro decidieron mandar a confeccionar espadas que llevaran en la hoja la inscripción “Esmeralda”, que correspondía al buque donde todos ellos habían hecho su instrucción; el lema “Gloria Victoria”, perteneciente a esta nave; y el nombre de cada uno de ellos.

Una sorpresa mayúscula

A su regreso a Chile, Riquelme se retiró de la Armada, conservando su espada, y se r

adicó en Santiago; pero al estallar la guerra, en 1879, solicitó de inmediato su reincorporación.

Muchos años más tarde, Vicente Zegers, ya como capitán de navío y desempeñándose como agregado naval de nuestro país en Lima, entabló una gran amistad con el ministro plenipotenciario brasileño en la capital del Rimac.

Como éste se retiraba del cuerpo diplomático, le regaló los uniformes que utilizaban los diplomáticos en la época y le hizo entrega de una espada chilena que le habían vendido. Le hizo presente que era la que llevaba en su mano el teniente Ignacio Serrano al saltar al abordaje del “Huáscar” el 21 de mayo de 1879 en Iquique, de acuerdo a lo que le habían asegurado personas que consideraba confiables.

Al recibirla, Vicente Zegers se llevó una sorpresa mayúscula, pues leyó y reconoció la inscripción con que había grabado las cuatro espadas en Inglaterra y el nombre de su compañero Ernesto Riquelme. Era extraño, pues él había muerto en la “Esmeralda” y no parecía posible que hubiera quedado su espada en algún lugar desde donde pudiera haberse rescatado.

Entonces recordó la historia.

Al abordaje

Al tocarse zafarrancho de combate en la madrugada del 21 de mayo de 1879 en la “Esmeralda”, los tripulantes saltaron de sus literas, vistiéndose apresuradamente y los guardiamarinas Riquelme y Zegers, que compartían camarote, tomaron cada uno una espada –las que se encontraban juntas en una especie de paragüero- y salieron a cubierta.

Riquelme llegó a cubrir su puesto, a cargo de los cuatro cañones de popa, donde al final del combate encontraría la muerte al hundirse el glorioso buque y efectuar el último disparo del magno holocausto de ese día. Zegers se instaló como jefe de la guardia de bandera y contacto entre el comandante y la máquina de la corbeta.

Arturo Prat saltó al abordaje del “Huáscar” al primer espolonazo del monitor peruano, el teniente Ignacio Serrano lo vio morir en su cubierta y corrió como un loco preparando a su gente para seguirlo cuando el buque enemigo diera la segunda embestida. Al ver al guardiamarina Vicente Zegers le dijo: “Señor Zegers, baje a mi camarote rápidamente y traiga mi espada, que no alcancé a tomarla en la mañana, pero mientras tanto páseme la suya”.

De acuerdo a las ordenanzas navales, los oficiales debían que luchar con tenida de parada y espada. El guardiamarina Zegers bajó al camarote del teniente; cuando se encontraba en él sintió el inmenso golpe producido por el segundo espolonazo, y salió a cubierta en el momento que alcanzó a ver a Serrano saltando sobre el “Huáscar” con la espada en mano.

Al tomar las espadas esa mañana, con el apuro, Riquelme y él las habían cogido cambiadas. Así, la que llevaba durante el combate y que le entregó al teniente Serrano, mientras bajaba al camarote a buscar la suya, era la del guardiamarina Ernesto Riquelme, mientras la que éste portaba y pertenecía a Zegers se hundió con él.

Ignacio Serrano saltó al abordaje blandiendo la espada de Riquelme. Fue aquélla la que alguien recogió en el Huáscar y años después fue vendida al ministro plenipotenciario brasileño.”


COMPLEMENTACIÓN:

Guardiamarina Riquelme: Para conocer los últimos momentos del guardiamarina Ernesto Riquelme Vengas, trascribo un fragmento de su biografía publicada en la página web de la Armada de Chile:

“Cuando la ‘Esmeralda’ se hundía de muerte y su proa se sumergía rápidamente por los raudales de agua que le entraban, Riquelme, que atendía la artillería de popa, preparó un cañón y aferrándose a la borda como pudo para no caerse y dándole depresión al cañón, dio fuego un postrer esfuerzo para dañar al monitor, que tantos estragos había causada a su querida corbeta. Después de esto, ya no pudo sostenerse y rodó por la cubierta, donde el mar pronto lo tragó.

Su cañonazo fue, por cierto, estéril. Sólo resultó un saludo a la bandera que aún flameaba, pero mostró a la posteridad el alto nivel de patriotismo y el temple de héroe de este joven oficial.

Murió ahogado en el momento mismo en que la bandera, izada en el pico de la mesana de la corbeta, se perdía en el mar.

Este joven Guardiamarina personifica en la Historia Naval de Chile al héroe soñado de la juventud chilena: sentimental, músico, bombero, altruista, estudiante de Derecho y poeta; que fue capaz de mostrarse como un marino heróico al sellar con la última descarga de su cañón, la decisión del Comandante Prat, su amigo, su jefe, de no arriar jamás la bandera nacional ante el enemigo, aún cuando se combatiera en inferioridad de condiciones.”


Teniente Serrano: En cuanto a su participación en el Combate de Iquique, la página web de la Armada relata en su biografía lo siguiente:

“En el Combate Naval de Iquique, el 21 de mayo de 1879, el Teniente Ignacio Serrano Montaner tenía la misión de dirigir los cañones de babor que enfrentaban al "Huáscar" y el Teniente Francisco Segundo Sánchez Alvaradejo contestaba por estribor los disparos que le hacían desde tierra.

Después del abordaje de Arturo Prat, en el primer espolonazo que efectuó el monitor "Huáscar", Serrano organizó la partida de abordaje para la eventualidad que el buque peruano intentara efectuar un segundo intento.

En el momento que el "Huáscar" efectuó el segundo espolonazo y los dos buques se encontraban juntos, Serrano saltó al abordaje seguido de doce marineros que llevando rifles y machetes cayeron sobre la cubierta del monitor, donde los recibió una lluvia de balas, que se le disparaba desde la torre de mando y parapetos blindados. Ignacio Serrano corrió a la torre de artillería con la intención de trabar el engranaje de giro. Un destacamento de unos cuarenta tiradores subió a cubierta, hirió a Serrano y acabó con su gente, algunos de los cuales, ya sin municiones o heridos, escaparon echándose al agua y subiéndose a la "Esmeralda" por cabos lanzados desde abordo.

Tendido en cubierta del "Huáscar" y herido en el bajo vientre, Serrano fue recogido por la tripulación peruana y llevado a un camarote. Allí intentó causar un incendio, pero este fue sofocado. El herido asistido por el médico peruano Santiago Távara, murió desangrado.

En la tarde del 21 de mayo, los cadáveres de los chilenos fueron dejados en el muelle de Iquique. Allí se encontraron nuevamente los entrañables amigos, Arturo Prat e Ignacio Serrano, que el destino unió en la muerte.

Por ello la piedad extranjera se encargó de sepultarlos uno junto al otro.

No es de extrañar que sus propios enemigos hayan escrito el epitafio del Teniente 2º Ignacio Serrano Montaner que todos los hombres de mar sabrán comprender su significado:

“Este oficial murió al pie del torreón".

Los restos del Teniente 2º Ignacio Serrano Montaner fueron trasladados a Valparaíso junto a los de Arturo Prat y sepultados en la cripta del Monumento a los Héroes de Iquique, el 21 de mayo de 1888, en una ceremonia en la cual el pueblo de Valparaíso se volcó a las calles para rendir tributo a quienes, con su acción impregnaron el alma nacional con la divisa "Vencer o Morir", que sería el lema de las armas chilenas que permitió el triunfo en la guerra.”

No obstante el relato de la página web de la Armada, nn la muerte de Serrano hay un aspecto lamentable e inexplicable que se omite y que narra el historiador don Gonzalo Búlnes en su obra “Guerra del Pacífico. De Antofagasta a Tarapacá” publicada en 1911, en el párrafo que titula “Misterio que rodea la muerte de Serrano” del Capítulo VIII “Combate de Iquique”, página 303.

“El epílogo de este terrible drama fué la muerte
de Serrano ese mismo dia, a bordo del Huáscar,
i la del glorioso sarjento Aldea en el hospital de
Iquique tres dias despues. De su heroico compañero
anónimo no se supo mas. Serrano soportó grandes
dolores. Fué asistido por el médico del Huáscar,
don Santiago Tavara. Cuando los náufragos
llegaron a la cubierta del monitor iba entre ellos
el cirujano de la
Esmeralda, don Cornelio Guzman.
Serrano vivia aun i Guzman solicitó permiso
de verlo, el que le fué negado
. Una repulsa tan contraria
a los deberes de la humanidad envuelve un
misterio que no está esclarecido. ¿Por qué se privó
al glorioso moribundo del consuelo de espirar entre
los suyos, asistido por un corazón amigo, a quien
pudiera confiar sus últimos encargos? Se dijo que
había sido un castigo impuesto a la indomable arrogancia
del héroe espirante
, pero cuesta creerlo porque
no se concilia ni con la hidalguia que debe suponerse
en el enemigo, ni con la humanidad de Grau.”


La Armada y los héroes de Iquique: La espada del guardiamarina Riquelme debió pasar un largo recorrido –pasando de mano en mano- hasta regresar a nuestro país: Zegers la tomó equivocadamente aquélla mañana del 21 de mayo de 1879 y luego se la pasó a Serrano, quién salto con ella en su abordaje al Huáscar donde encontró la muerte; algún marino peruano la recogió y conservó como trofeo hasta que se la vendió al ministro plenipotenciario brasileño en Lima, quién finalmente se la regaló a Zegers.

El destino unió de una manera particularmente curiosa a estos dos héroes de Iquique: Riquelme murió tras hundirse la Esmeralda, no sin antes darse maña de efectuar el último cañonazo y Serrano, encontró la muerte al saltar al abordaje del monitor Huáscar empuñando su espada y emulando al Capitán Arturo Prat. Tal vez por ello la Armada, a fin de honrar y perpetuar el nombre y legado del guardiamarina Riquelme y del Teniente Serrano, ha bautizado con sus nombres a cuatro naves de guerra a lo largo de la historia institucional:


a) Los primeros fueron dos de los cuatro destructores de 311 toneladas de desplazamiento que nuestro país mandó a construir en los Astilleros Laird Brothers en Birkinhead, Inglaterra, cuyo contrato se firmó en mayo de 1895. Los destructores “Guardia Riquelme” y “Teniente Serrano” entraron en servicio para la Armada en 1896. El “Teniente Serrano” sirvió hasta el 18 de agosto de 1924, fecha en la que fue dado de baja, mientras que el “Guardiamarina Riquelme” sirvió con tal nombre hasta que le fue cambiado por el de “Lientur” en 1928, con el que sirvió hasta el 06 de enero de 1930, fecha en la que se le dio de baja. El resto de los destructores fueron bautizados con los nombres de “Capitán Orella” y “Capitán Muñoz Gamero”.

b) Los segundos buques fueron dos de los seis destructores de 1.450 toneladas de desplazamiento construidos para Chile por los astilleros de Sir John Thornycroft & Co. Lda. en Woolston Works, Southamptom, Inglaterra, entre los años 1927 y 1928. El pabellón nacional fue izado el 18 de diciembre de 1928 en el Destructor “Serrano”, y el 15 de abril de 1929 en el Destructor “Riquelme”. En 1956 el “Serrano” fue reacondicionado como destructor escolta, incorporándosele radar, sonar y armamento antisubmarino, siendo dado de baja el 18 de diciembre de 1962, mientras que el “Riquelme”, se le dio de baja el 31 de agosto de 1962. El resto de los destructores llevaron los nombres de Orella, Hyatt, Aldea y Videla.

c) Los terceros, fueron los Destructor TransporteRiquelme” y “Serrano” de 2.130 toneladas de desplazamiento adquiridos usados a los Estados Unidos, donde sirvieron con los nombres de USS DE 70 y USS APD 49 Joseph E. Campbell (“Riquelme”) y de USS APD 71 Odum (“Serrano”). Fueron construidos en 1942 en el Astillero Dravo Corp. de Pittsburg, EE.UU., siendo adquiridos por nuestro país en el año 1966. El “Riquelme” llego a nuestro país ese mismo año y fue reacondicionado en Talcahuano al año siguiente, mientras que el “Serrano”, llegó en mayo de 1967 totalmente reacondicionado. El “Riquelme” fue dado de baja el 29 de marzo de 1982 para luego ser usado como blanco por la Escuadra y hundido, el “Serrano” fue transformado en Pontón por resolución de 27 de junio de 1984 y finalmente dado de baja el 27 de septiembre de 1991.

Más información y sobre todo, excelente material fotográfico de esta clase de destructores, en "Los APD Uribe, Serrano, Orella y Riquelme" del foro Base Naval.

d) Las últimas embarcaciones en llevar el nombre de los héroes de Iquique son dos de las cuatro Lanchas Misileras de la clase Tigre S-148 del tipo Combattante II construida para Alemania en los Astilleros de Cherburgo, Francia. Sirvieron en la Armada Alemana integrando la Flotilla de Lanchas Rápidas que operaron en los tiempos de la Guerra Fría desde las bases navales del Mar Báltico, con los nombres de P-S6149 Wolf (“Riquelme”) y P-6160 Kranich (“Serrano”). Fueron construidas en 1974 (Wolf) y 1975 (Kranich) y adquiridas por nuestro país a medidos de los 90. El 27 de agosto de 1997 se izó el pabellón nacional en la LM “Guardiamarina Riquelme” y el 22 de septiembre de 1998 fue izado en la LM “Teniente Serrano”. Las otras lanchas misileras fueron bautizadas como “Teniente Orella” y LM “Teniente Uribe”.

Actualmente, estas unidades forman parte del Comando de Misileras Norte (COMISNOR) cuyo puerto base esta en Iquique y operan en la zona norte de nuestro país entre los paralelos 18º 21’ 03’’ S y 26º 00’ 00’’ S que es el territorio de jurisdicción de la IV Zona Naval.

Me parece que es todo un acierto que dos de las unidades del Comisnor lleven los nombres de Riquelme y Serrano, puesto que ellos dieron su vida defendiendo el bloqueo de Iquique durante la Guerra del Pacífico cuando aún era una ciudad bajo administración peruana, y hoy, son estas misileras las encargadas de velar por nuestra soberanía en aquellos territorios.

Hoy no esta claro el futuro de las unidades del COMISNOR, no se saben si serán reemplazadas por nuevas lanchas misileras o por corbetas misileras construidas en nuestro país, pero lo que sí debería estar claro y fuera de toda discusión, es que cualquiera sea el tipo de nave que reemplace a las actuales deben llevar los nombres de los defensores de Iquique; Guardiamarina Riquelme y de Teniente Serrano. Esperemos que la Armada conserve este simbolismo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

De Interes la historia,pero seria de lujo que se mostrara una fotografia de la espada del heroe,y si se pudiera de los demas tambien,al ver tal reliquia seria alimento para el alma,por que no hay palabra mas linda que decir soy CHILENO y este es el regalo que me dejarón nuestros heroes de siempre.VIVA CHILE M.

PD.y uno que ha caminado por Iquique que conoce sus calles y no tan solo eso,sino campañas militares,y tambien en barco al lado de la boya,y un desayuno donde Charafia en el mercado,la famosa paila con jamón les digo o mas bien les contare que hasta me gane un coscacho de mi capitan en la campaña en donde dispare un tirito al aire con el rifle de otro y mi inolvidable amigo Santiago Maldonado Nieto de Quilpue se reia de guata y los demas tambien por supuesto vaya coscacho que te llevaste (perkigs) como me decian que recuerdos esos.por eso gracias a esos hombres tan hombres tenemos ese norte que es mas chileno que los porotos burros,por que si digo papas a la guaicaina capas que me reclamen por ahi. saludos

Portaliano dijo...

Chileno de corazón,

Créame que busque una fotografía de la espada de Riquelme para incluirla en la entrada pero lamentablemente no encontré ninguna. Seguiré buscando.

Saludos.

Anónimo dijo...

La historia de estos rotos hijos de puta término asi: "no vencieron, simplemente murieron"