La reciente publicación de la cartografía marítima realizada por el Perú no agotó sus efectos en la reacción adoptada por Chile de declararla “inaceptable”, sino que también alcanzo a Bolivia en su ya centenaria aspiración de obtener una salida al Océano Pacífico. El Canciller de Chile, Alejandro Foxley, fue quien se encargo de sacar a la luz y poner en evidencia las nefastas consecuencias que la carta marítima peruana infringiría a las ya tensas negociaciones chileno – bolivianas tendientes a conferir o mejorar la “cualidad marítima” al país altiplánico, según consigna en su portada del 24 de agosto el periódico chileno “La Tecera”.
El 23 de agosto del presente, Foxley declaro desde Brasil, a través de Radio Cooperativa de Chile, que el mapa publicado por el Perú “Constituye un problema para la aspiración de Bolivia, porque complica las opciones bolivianas de acceder al mar a través del norte chileno”. “La cartografía que apareció (en el Perú) deja a Arica casi en seco. Genera un problema ante cualquier eventual solución respecto a Bolivia”. Foxley no deja de tener razón ya que cualquiera que vea la carta marítima publicada por el Perú podrá apreciar claramente que Arica queda prácticamente enclaustrada, sin acceso a su mar, siendo éste cercenado por las pretensiones peruanas que ahora lo reclama como suyo, por lo que nadie podría sostener que tal situación no va a afectar las negociaciones chileno – bolivianas que se centran en otorgar un corredor a Bolivia que pasaría precisamente entre la línea de la Concordia y el norte de Arica.
Reacción del Perú:
1. García Belaunde, Canciller peruano, se hizo cargo de lo expresado por Foxley declarando a la prensa que “Hemos sido muy claros, esa es una posición que el Presidente Alan García adoptó en el año 86 y no hemos variado. No seremos un obstáculo para una salida de Bolivia al mar, eso lo hemos dicho y lo reiteramos ahora". Preguntado por la posibilidad que dicha salida al mar sea por Arica (frontera peruano-chilena), advirtió que "tiene que ser consultado al Perú".
Si se analiza la postura oficial del Gobierno del Perú expresada por Belaunde y del Castillo nos podremos percatar que no dan respuesta a la inquietud planteada por Foxley, es más, la eluden ya que sólo señalaron que cualquier acuerdo chileno – boliviano respecto al corredor por Arica debe ser “consultado” y “analizado” por el Perú, lo que no agrega ni aporta nada nuevo al debate ya que se remite al procedimiento establecido en el tratado de 1929 que nadie a puesto en tela de juicio. Lo que se cuestionaba al Perú es que la publicación de su mapa y más concretamente, su pretensión sobre mar chileno constituye un “problema” que “complica” las aspiraciones marítimas de Bolivia, pero lamentablemente guardo silencia al respecto.
Las declaraciones de Hugo de Zela son reprochables ya que tergiversa el problema al señalar que se trata de un pretexto de Chile para “no otorgar soberanía” a Bolivia, hecho que es absolutamente falso debido a que es de público conocimiento que Chile no ha ofrecido a Bolivia un acceso “soberano”, sino que únicamente se ha comprometido a mejorar su “cualidad” marítima, hecho al que también se refirió Foxley en sus declaraciones cuando comentó que “Le recordé al Canciller Choquehuanca la declaración reciente de la presidenta Bachelet que dice que tenemos que mejorar el acceso al mar para Bolivia, pero sin soberanía. Ese es un punto que esta planteado y ellos están abiertos a conversar” por lo que la acusación formulada carece de todo fundamento. Luego incurre en la bajeza de atribuir a Chile la intención de enfrentar a Perú y Bolivia, lo que de inmediato tubo eco en la volátil prensa peruana en donde incluso se llego a publicar como titular “¡Chile busca enfrentarnos con Bolivia!” (“La Razón”, 24 de agosto), lo que ciertamente no ayuda a crear un clima idóneo para enfrentar tan delicado tema, sino que todo lo contrario, busca sembrar la discordia y reticencia entre las partes.
El comunicado de la Comisión Patriótica asume la posición más extrema y pusilánime ya que derechamente sostiene, y sin vergüenza alguna, que la solución a la mediterraneidad boliviana NO puede darse por Arica y llega al extremo de tachar de “traición a la patria” si el gobierno peruano diera su aquiescencia al posible acuerdo, acusación que consideramos lamentable. La conclusión de que el corredor por Arica originaria un cumplimiento tal del Tratado de Paz de 1929 que lo haría inaplicable dejando subsistente el “estado de guerra” entre nuestros países resulta aberrante, tanto como la idea de que se perdería para siempre la amistan con Bolivia. Afortunadamente es una postura extrema y por ende, debe ser minoritaria.
Reacción Boliviana:
Sobra decir que la posición de Bolivia es la más complicada ya que camina sobre un verdadero techo de cristal en esta centenaria negociación, por lo que el 27 de agosto su Canciller David Choquehuanca sólo se limito a señalar a los medios que “Es positivo lo manifestado por el Perú, es lo que esperamos. Nuestro deseo es que todos los vecinos nos llevemos bien”. Respecto al problema o complicación que genera la publicación de la cartografía peruana expreso que “el Perú ha dicho que no va a haber obstáculo, ellos piensan que no perjudican”, lo que equivale a no manifestar opinión o parecer propio ya que se limita a consignar lo que “el Perú ha dicho o piensa”. No hay que ser un experto en relaciones diplomáticas para entender lo delicada de la posición boliviana en este asunto ya que se encuentra en medio de la disputa entre Chile y Perú, y peor aún, no tiene derecho a exigir nada, sino que sólo cuenta con su centenaria “aspiración” (entendible) de salir al Pacífico, quedándole a salvo únicamente la posibilidad de apelar a las “buenas intenciones” de sus vecinos (Chile y Perú) que tienen el candado y la llave para liberarla de su enclaustramiento marítimo.
- Es un hecho que las declaraciones de Foxley “incomodaron” al gobierno del Rimac ya que deja al descubierto que su pretensión de alterar la frontera marítima no sólo afecta a Chile sino que también “complica” las aspiraciones marítimas bolivianas. Lo que este breve debate revelo es que los efectos de las pretensiones marítimas peruanas desbordan el campo de lo estrictamente bilateral (Chile – Perú) ya que evidentemente, sus efectos prácticos o materiales afectan en forma negativa las negociaciones entre Chile y Bolivia, transformando el tema en uno de carácter “multilateral”.
- La respuesta peruana ha resultado algo insatisfactoria ya que básicamente eludió el problema, dejando en ascuas las actuales negociaciones entre Santiago y la Paz, resultando como principal perjudicado el pueblo boliviano que solo puede contemplar, con las manos atadas, como el posible corredor oceánico a que aspiraba desaparece tras la línea trazada unilateralmente por el Perú.
- En base a lo anterior y ante la inminente demanda peruana ante la Corte de la Haya parece que lo más prudente es que Chile y Bolivia presenten al Perú una propuesta de solución a objeto de que éste de su parecer y también sea considerada por la Haya al momento de conocer el asunto.
- Si se tiene la real intención de dar un acceso al mar a Bolivia, tanto Chile como el Perú tienen que ceder o renunciar en parte a los derechos de que son titulares actualmente.
- A pesar de que algunos sectores del Perú se manifiestan reacios a que se solucione el problema boliviano por Arica, en base a una suerte de nostalgia obsesiva por la que hace más de 100 años fuere una ciudad peruana, hemos conocido el parecer de otros, que ven con buenos ojos dicha solución.
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