lunes, 15 de octubre de 2007

Guerra del Pacífico. Perú, el verdadero instigador de la confrontación. Parte I


En los comentarios a la entrada que he publicado referida a la modernización del Mig-29 peruano se han traído a colación, entre otros interesantes temas, las causas de la Guerra del Pacífico, particularmente en cuanto al papel o responsabilidad que le habría correspondido al Perú en el inicio de la conflagración. Al respecto, se han formulado dos comentarios de lectores peruanos, por una parte, Pachacutec sostiene que el Perú fue arrastrado a una guerra que no le correspondía y en la cual no tenía ningún interés viéndose obligado a entrar por honrar el tratado secreto peruano-boliviano, por lo que Bolivia actuó sola ya que se habría confiado en que Chile jamás se atrevería a iniciar una guerra teniendo como aliado al Perú y por la otra, Kokofett señala que el Perú estaba en una crisis económica derivada de los problemas del huano y el salitre que se veían afectados por el auge de las salitreras chilenas razón por la que habría tratado de influenciar a Bolivia para que tomara medidas al respecto pero que no habría instado a Bolivia a entrar en una guerra con Chile. Revisando el tema, en Chile hay consenso en estimar que la Guerra del Pacífico fue instigada por el Perú ya que se encontraba en una crisis económica por lo que intento monopolizar la explotación del huano y el salitre, encontrando como obstáculo a dicha política la explotación salitrera de empresas chilenas en los territorios disputados con Bolivia que le impedía tener el monopolio total, razón por la cual, Pardo ideo una estrategia en la que Bolivia debía provocar a Chile para que iniciara la guerra para luego intervenir Perú y Argentina en virtud del pacto secreto que se estaba creando a fin de forzar a Chile a negociar en condiciones desventajosas y en total beneficio de los confabulados.
Resumiendo, Pachacutec afirma que el Perú no tuvo incidencia alguna en la guerra mientras que Kokofett estima que inquirió de Bolivia medidas contra las salitreras chilenas pero no el inicio de aquella y por último, la tesis chilena, en la que el Perú si instigo a Bolivia a forzar la guerra.
Pese a que aún no hay en consenso entre los historiadores chilenos, peruanos y bolivianos respecto a las causas que originaron la Guerra del Pacífico, estimo que resulta útil a lo menos conocer y sopesar los argumentos de cada uno de las partes, por lo que, a objeto de que peruanos y bolivianos tengan acceso a la visión histórica chilena es que publico un pequeño extracto del libro la “Guerra del Pacífico” “De Antofagasta a Tarapacá” del historiador Gonzalo Búlnes publicada en 1911.
Primero publicare la parte en que se explican los intereses económicos del Perú en el conflicto, y posteriormente, en otra entrada, la estrategia urdida por Pardo, que se sustentaba en una alianza con Bolivia y Argentina por medio del “pacto secreto”.

Capítulo II Chile i el Perú antes de 1879.
El Tratado Secreto.

I I.- Pardo i el salitre

“En 1872 fué elejido Presidente del Perú don
Manuel Pardo. El país estaba en bancarrota. Las
rentas públicas no bastaban sino para saldar la
mitad del presupuesto. El huano, la principal
riqueza del Estado, declinaba. El rico abono de
las Chinchas con alta lei de azoe estaba casi agotado.
El Gobierno tenia autorización para vender hasta
650 mil toneladas anuales del precioso fertilizante,
pero no encontraba compradores sino para cifras
bastante menores. Pardo creyó necesario revelar
toda la verdad i así lo hizo en un acto público
memorable. Un escritor estranjero que vivia entón-
ces en Lima dice que ante la declaracion de Pardo,
el país se quedó -perplejo entre la incredubilidad y el
aturdimiento-.
Una de las causas de esta situacion era la com-
petencia que hacia el salitre al huano. Uno i otro
se estorbaban. Era indispensable resolver esta
gran dificultad.
El réjimen legal de ámbos abonos era distinto.
El huano era propiedad del Estado: el salitre se
esplotaba por cuenta particular. El gobierno podia
graduar la esportacion del huano, pero los salitre-
ros de Tarapacá producian cuanto les era posible
sin preocuparse del abono rival, menos del fisco
que vivia de él.
Un medio de correjir esta situacion habria sido
cerrar las huaneras i ubicar la renta fiscal en las
salitreras, pero eso no era solucion, porque el valor
del huano entraba todo en las arcas nacionales, i
el salitre solo pagaba un impuesto de esportacion.
I aunque se aumentara este derecho no habria alcan-
zado a saldar el déficit que dejaba en el presupuesto
el valor de cuatrocientas mil toneladas de huano,
que se vendian a quince libras esterlinas cada una.
Es cierto que clausuradas las huaneras el trabajo
de las salitreras habria sido mayor i el nuevo abono
habria ocupado poco a poco el lugar que el otro
dejaba vacante. Pero la solucion era larga i las
dificultades apremiantes. Se buscaba un remedio
activo, no un réjimen para el enfermo.
La operacion inversa, cerrar las salitreras i devol-
ver al huano su antiguo esplendor era imposible.
Se habian creado intereses particulares cuantio-
sos que habrian exijido indemnizaciones que el
tesoro del Perú no estaba en situacion de soportar.
Pardo optó por reunir en una mano el huano
i el salitre o sea por estender al salitre el réjimen
que se aplicaba al huano. Este era monopolio
fiscal. El estado lo consignaba en los mercados
consumidores i lo vendia por su cuenta. Una
sola cabeza gobernaba el negocio. Esto fué lo que
Pardo quiso hacer con los dos abonos.
El monopolio fiscal proyectado presentaba un
grave inconveniente. El negocio del salitre estaba
radicado en Chile. Muchas oficinas pertenecian a
compañias formadas en Valparaiso. Los chilenos
habian sido los primeros industriales de Tarapacá.
Las casas estranjeras les habian anticipado fondos
i tenian la consignacion del articulo i provision de
las faenas.
Para tener en su mano todo el comercio de los
abonos el Congreso peruano dictó la lei del Estanco
de 1873 que limitaba la produccion del salitre a
cuatro i medio millones de quintales españoles i
'autorizaba al gobierno para comprar el total de
esa produccion a precio fijo ( $ 2.40 de 44 peniques,
el quintal) al costado del buque, i para venderlo
con una diferencia de dos i medio chelines próxi-
mamente. Pero la cifra de produccion excedió al
consumo. El precio del salitre bajó i en vez de
21/2 chelines, el fisco peruano percibió algo como
medio chelin en quintal.
A consecuencia de este fracaso se dictó en 1875
la lei que facultó al gobierno para contratar un
empréstito por siete millones de libras esterlinas
con el objeto de comprar los establecimientos sali-
treros pagándolos con certificados o bonos a dos
años plazo. El gobierno contrataria la elabora-
cion del salitre con los industriales abonándoles un
precio alzado por quintal i lo venderia por su cuenta.
Miéntras realizaba la operacion del empréstito
entregó el negocio a los bancos de Lima, los que hicie-
ron fuertes anticipos de fondos para completar la
dotacion de las máquinas como ser mulas, forraje,
pulperias, etc., reservándose una utilidad de cinco
por ciento en los beneficios. Esta combinacion
descansaba en el empréstito, el que no se pudo
realizar, pero el gobierno alcanzó a tomar las ofici-
nas i a emitir los bonos.
No me propongo analizar estas medidas en su
aspecto económico sino llamar la atencion a la
trabazon que ellas establecieron entre el Gobierno i
el público por medio de los bancos, poniendo a éstos
en el caso de ser o copartícipes de las utilidades
de la política fiscal o victimas de su ruina. I así
fué como la clase dirijente hizo suya esa política, i
como el problema salitrero pasó a ser problema
nacional para el Estado i los particulares.
En el periodo de esta jestion se descubrió salitre
en Tocopilla, en territorio netamente boliviano al
norte del 23º. Como la combinacion fracasaba
si el Perú no tenia en su mano la totalidad de la
produccion salitrera, Pardo se entendió con Bolivia
i consiguió que arrendase esos terrenos a un ajente
suyo en cambio de un cánon mensual i sin obliga-
cion de trabajarlos. Este ajente traspasó su con-
trato al Gobierno peruano.
Suprimido el peligro en Tocopilla apareció en
Antofagasta.
Aunque los caliches de Antofagasta son de lei
mas pobre que los de Tarapacá tenian en su favor
la escencion del impuesto de esportacion que le
concedia el Tratado de 1866 i los contratos con el
Gobierno boliviano. No habia estanco posible mién -
tras los salitreros de Antofagasta pudieran vender
libremente su producto en el mercado.
Al peligro de Antofagasta se agregó el de Taltal
en 1878. Los salitreros chilenos de Tarapacá, des-
pojados de sus propiedades por Pardo, lo buscaron i
hallaron en las pampas de Taltal estimulados por
el gobierno de Pinto que les regalaba lo que descu-
brieran a trueque de devolver a Valparaiso la
actividad comercial que le habia arrebatado el
monopolio peruano.
Por consiguiente, la combinacion de que el Perú
tuviese en su mano todo el salitre para gobernar su
precio era una ilusion que arrastraba al desastre la
fortuna particular i la pública.”
(Páginas 56 a 59)

Entradas relacionadas:
- Guerra del Pacífico. Perú, el verdadero instigador de la confrontación. Parte II La confabulación.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

no puedo creer lo que leo ,ahora resulta que peru fue el instigador de la guerra del pacifico ,a este paso alguien dira por ahi que polonia le declaro la guerra a los alemanes .

dios perdonalos porque no saben lo que dicen y si lo saben se hacen los tontos

Anónimo dijo...

Hola:

Sería güeno que el señor anónimo de arriba pudiera sustentar lo que señala, para nosotros Perú fué el instigador bajo todo punto de vista.
En este punto la historia no se hace revizable, es así... y la óptica peruana se cae por el propio peso de los acontecimientos, es cierto que Perú en la época de Pardo buscó la monopolización del salitre y también el cuadrillazo contra Chile.

Saludos.

Portaliano dijo...

Si bien es entendible el asombro manifestado por “anónimo” estimo, al igual que roto, que hubiera sido más constructivo que hubiera sustentado con argumentos su discrepancia, al parecer, sólo leyó el título de la entrada.

Los hechos narrados por el historiador chileno; crisis económica del Perú, monopolización del salitre como solución a ésta, inconvenientes que provocaban las salitreras chilenas al plan de Pardo y las medidas que habría solicitado de Bolivia en contra de éstas se corresponden en gran parte con los reseñados por Kokofett, que siendo peruano hay que estimar que opino en base a la versión de su país, lo que revela claramente la objetividad histórica de los hechos. Sin embargo, la diferencia fundamental está en que el Perú no habría instigado directamente la guerra sino que Bolivia habría actuado fuertemente en contra de las salitreras chilenas confiada en el pacto secreto con el Perú. En este punto creo que resulta esclarecedor responder la siguientes preguntas ¿a que país beneficiaba o convenía la expropiación de las salitreras chilenas de Antofagasta? ¿Qué ganaba Bolivia con incumplir el tratado de 1866 que en un par de años le otorgaría soberanía y acceso al mar al norte del paralelo 24º?. Este matiz e interrogantes quedaran dilucidados en la próxima entrada en la que se abordaran los intereses tras la gestación del “tratado secreto”.

Saludos.

Anónimo dijo...

monopolizo el salitre de acuerdo a los intereses pero no declarcmos guerras a nadie mas bien a nosotros simepre nos qieren qitar algo y si chile se metia con nostros seriamos igual q bolivia sin mar que pena q le vendan gato x liebre en su historia pidan q les digan la verdad la escencial

Portaliano dijo...

Anónimo,

En algo concuerdo con ud., los peruanos no declararon formalmente la guerra a Chile, pero la instigaron, hicieron que Bolivia la provocara y la declarara. La Razón de ello, la expone claramente Gonzalo Búlnes en el fragmento de esta entrada y la siguiente. El problema de Perú es que su plan debía haberse concretado antes de la llegada de los blindados chilenos.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ahora resulta que los rotos son débiles y de mentalidad muy frágiles ..jajajaja...es ciierto, siempre fueron fáciles los rotos de manipular.